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La pareja habló con nosotros para hacer una sesión de fotos, una sesión para el recuerdo de ellos dos, sin más. El frío y el mal tiempo no les frenó, al contrario. Que mejor que un manto blanco de nieve y una verde de la montaña de Castalla para hacer lo que él tenía en mente. Y así fue, nos desplazamos hasta allí, un día de invierno. Y Marina aún no sabía que iba a suceder, él había sido muy cauto y tenía muy bien escondido aquel anillo que iba a marcar un antes y un después en sus vidas.
Y así sucedió, mucho mejor de lo previsto. Nosotros los conocimos y supimos que algo bueno había entre ellos, una pareja afianzada por el tiempo y por el saber estar entre ellos. Nosotros lo notamos enseguida, por ese brillo de ojos. Cada vez que se miraban o cada vez que uno hablaba del otro. Y una cosa teníamos clara, que iba a ser un “SÍ quiero” en toda regla. De esos sí , que no se piensan, de esos que salen del corazón, de esos que sabíamos que ella tenía muy claro. Y sin esperarlo ese día mágico pasó y nosotros muy contentos de estar presentes.
“ La felicidad que se vive, deriva del amor que se da.”
Quedamos en una zona muy cerca de donde íbamos a hacer la sesión de fotos, en la localidad de Castalla. Un pueblecito no tan pueblo, que aún guarda ese encanto especial de los pequeños pueblos cerca de Alicante. Allí notamos a Sergio un tanto nervioso, pero Marina con su inocencia no se percató. Estábamos nosotros nerviosos como no iba a estarlo él. Subimos por la zona de Catí y empezamos a realizar las fotos. Iba todo muy bien, la lluvia no estaba presente, hacia frío pero para ellos era un frío cálido. De esos que no molestan, de esos que sientes que tu cuerpo está bien, resumiendo un frío nada incómodo.
De repente, sin avisar, a mitad sesión, Sergio decidió dar el paso y como marca la tradición. Él quería hacerlo de rodillas y como lo sintió en ese momento, así lo hizo. Marina muy sorprendida, se puso a temblar, no sabía dónde mirar. Empezó a sentir esa emoción mezclada en temblores y sentimientos encontrandos. Muy emocionada no se lo pensó, se olvido de nuestra cámara. De dónde estaba y de todo su alrededor y aceptó a su pareja sin pensarlo. Nosotros sabíamos lo especial que era para ellos ese momento y lo disfrutamos con ellos. Todos nos dejamos llevar y este fue el resultado.
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